Las bombonas de butano, objeto a simple vista poco atractivo para los amantes de lo ajeno, se ha convertido en el objetivo de algún o algunos ladrones en las últimas semanas en la ciudad. El objetivo es claro, colocar las bombonas robadas entre algunas de las personas que estén demandando gas y que suelen hacerlo dejando un bombona ya gastada en su puerta para reclamar la atención de los repartidores que recorren las diferentes calles de la ciudad.
Uno de los últimos casos ocurría esta misma semana, cuando una vecina de la zona centro escuchaba una llamada en su puerta al grito de “¡el bombonero!”, tras lo que procedió a abrir su puerta para realizar la operación de cambio.
No obstante, las dudas sobre el precio de la botella (le terminó cobrando 40 céntimos menos del precio habitual) y el aspecto del repartidor, levantaron sospechas en esta vecina, que suele estar acompañada por su hijo. De igual modo, también le resultó extraño la insistencia en intentar entrar hacia el interior de la casa, algo que terminó evitando indicándole que no era necesario que introdujese la bombona en el interior de la vivienda. Además, al pedirle una segunda unidad no se mostró muy receptivo y nunca volvió con la misma, aunque indicó que lo haría y que el camión estaba estacionado en otra calle.
El cúmulo de sospechas y comportamientos extraños hizo que el hijo de esta mujer se pusiese en contacto con la compañía con la que tienen contratado el servicio para mostrar su disconformidad con lo ocurrido y el trato recibido, ante lo que le confirmaron que no se trataba de un repartidor suyo. Además, también le advirtieron sobre varias sustracciones de bombonas con carga que se habrían producido esta semana y les instaron a tener precaución ante este tipo de visitas, al poder tratarse de un engaño para vender alguna de las botellas robadas.
Mientras tanto, fuentes policiales aseguraron tener constancia de la existencia algunos robos de este tipo de elementos, limitándose a señalar que se está investigando los hechos.