El tema fundamental que sirve de argumento en las discusiones sobre política actual en España, es sin duda el dinero, y por extensión la deuda, ahorro, riqueza, miseria, impagos, blanqueo y un sinfín de vocablos y expresiones que aluden a lo mismo.
El dinero es quizás la única cosa del mundo que solo sirve para dárselo a otro y a éste, el receptor, solo le valdrá para lo dicho. Se resume que no tiene ningún valor intrínseco y solo su circulación produce utilidad a las personas que lo usan y a su manera de vivir.
Hay épocas como en la del artículo que se tenia claro quien era el tonto, pero en las actuales por razones de la vida y de la crisis, los tontos se mezclan con los listos y es difícil distinguir quien no paga porque no tiene y quien no paga porque no quiere, naturalmente en prevención de no quedarse sin nada porque no se sabe qué pasará mañana. Se da la paradoja muchas veces que los más cautos a la hora de gastar, son los que más tienen, siendo por ello quizás que por eso tengan y confirman claramente que el dinero no es nunca suficiente. Por suerte, eso es así y lejos de estar relajados eternamente, rinden vigilia eterna en la guarda y custodia de su peculio.
Se deduce con todo que la riqueza y la pobreza en valores relativos dependen muchísimo de cómo se tenga integrado el concepto en la maquinaria mental. Visto está que desde la invención del dinero hasta nuestros días no se ha encontrado nada distinto que lo mejore o sustituya y eso es debido a que por mucho que se tenga, nunca es suficiente. Este deseo de tener más y más hace que a veces surta el efecto contrario al pretendido y hace que la persona se enquiste en la idea de que tiene poco y sea eternamente un pobre.
Aunque el concepto de pobreza aparenta ser objetivo, está inmensamente más ligado a la subjetividad que a lo objetivo, podremos hablar entonces de riqueza y pobreza mental. ¿Está claro quien vivió mejor su vida, si un hombre en una casa grande o un hombre en una casa pequeña?. Lo cierto es que un hombre que vive en una casa pequeña pretende y trabaja para tener una casa grande y cuando habita la grande, busca una casa pequeña. Me decía días pasado un Holandés que acababa de conocer que en su país existe el dicho de que un hombre debe tener cuantas menos llaves mejor a la hora de jubilarse.
En el origen de la pobreza, llámese mental o material, está siempre una mala distribución de la riqueza, que a partir de ahí se perpetua por las diferencias en la educación que producen discriminación a la hora de acceder a los recursos o a la producción de ellos, por ende menores oportunidades, perpetuando el círculo vicioso de la escasez. El gran arma en contra de la pobreza es la educación que facilitará al individuo la igualdad de oportunidades con el resto de la población, y sobretodo le ayudará a comprender mejor qué es pobreza y qué es riqueza. En la época del artículo que se adjunta, los niños entre los que me incluyo, llevábamos los pantalones remendados porque éramos pobres, y hoy los llevan porque no saben qué ponerse, aunque un remiendo sigue siendo la misma cosa.
El gran handicap de la pobreza es la educación y con ella las reglas de la vida de cada uno, etc., en el fondo la propia manera de pensar y vivir la vida.
El Capital lo conforma el dinero solamente en la parte que le corresponde, pero en lo esencial está compuesto por una pluralidad de atributos, virtudes y factores algunos buenos y otros malos que conforman el activo y el pasivo del capital Humano, que a la hora del balance premian o castigan al responsable. Al final todo se paga, unas cosas con dinero y otras con el castigo que corresponde a las consecuencias de haber hecho algo malo, generalmente los abusos propios de la avaricia que empujan a muchos a arriesgar más de lo debido a fin de tener cuanto más mejor, aún a costa de dejar cuentas pendientes por doquier. Los tontos son ellos.