Los Gitanos habían tomado la decisión de salir y realizar su estación de penitencia. Todo estaba preparado en el interior de la colegiata de Santa María y en el exterior, con los calderos encendidos y quemando romero. Pero la lluvia tomó la última decisión y ha dejado al Manué, como les gusta llamar a su cristo, sin poder salir a las calles de Ronda.
Los hermanos y las autoridades han asistido en el interior del templo a los cultos religiosos y también se ha permitido el acceso de parte del público que estaba a las puertas del templo, aunque era imposible acogerlo a todo. Una vez terminado el acto religioso se abrían las puertas para que todo el mundo pudiese contemplar a Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de la Amargura, que han quedado expuestos en sus pasos junto al altar mayor de Santa María.
A pesar de las inclemencias meteorológicas y de la imposibilidad de salir, no faltó el sonido de las saetas tan típico de esta Hermandad, aunque tuvo que ser en el interior del templo.