El salón de plenos del Ayuntamiento era ayer el escenario en que las familias adjudicatarias de las VPO del Olivar de las Monjas recibían sus llaves de manos del alcalde de la ciudad, Antonio Marín Lara, y el delegado provincial de Vivienda, Enríque Benítez. Los beneficiados mostraron una alegría que minutos después se convertía en decepción al entrar en sus nuevas viviendas y comprobar el estado en que se encontraban estas: humedades, suelos levantados, puertas que faltaban y suciedad era algunas de los desperfectos que se encontraron. Además, los ascensores aún no funcionaban.
“Me han entrado ganas de llorar”, decía Marta González-Torruño, una de las adjudicatarias, que junto a su pareja, Alvaro Carreño, no daban crédito a lo que estaban viendo. “Esto no son formas de entrar una casa”, se lamentaba Alvaro mientras observaba todas las puertas de su vivienda almacenadas en el cuarto de baño porque los trabajos no están terminados, aunque desde la empresa les han asegurado que lo terminarían rápido.
Tampoco es mejor la sensación que se han llevado Miguel Angel Breña y Soraya Sánchez, que, botella de cava en mano, se habían acercado con su familia a ver su nueva casa y brindar por la entrega. En el interior encontraron humedades en varias ventanas y hasta un agujero y el suelo levantado en la terraza.
Una portavoz de EPSA aseguró que los vecinos "era conocedores y estaban informados" de la situación. Además, aseguró que todas las humedades habían sido ya reparadas y que únicamente quedaba dar la pintura en algunas viviendas. En cuanto a la falta de ascensores, aseguró que “en días” estarán en funcionamiento, al depender la puesta en marcha de la empresa suministradora y no de EPSA. Además, explicó que los vecinos pueden transmitir los problemas que encuentren. "Vamos a responder porque estamos en plazo de garantía", aseguró.
