El pánico se ha instalado entre buena parte de los vecinos de la barriada rondeña del Olivar de las Monjas, una vez que se ha conocido que un hombre había retenido a un grupo de seis niños en el interior de su vivienda. Los hechos ocurrieron la tarde del pasado sábado, aunque hasta el domingo uno de los niños no desveló a sus padres lo que había ocurrido el día anterior. Fue entonces cuando saltaron todas las alarmas y los pequeños reconocieron a sus padres lo que había ocurrido durante la tarde anterior. Tras tener conocimiento de los hechos decidieron denunciarlos en Comisaría, donde los niños prestaron declaración el pasado lunes.
Según el relato de los pequeños, permanecieron en el interior de la vivienda durante aproximadamente 40 minutos. El hombre habría incluso esposado a algunos de ellos y dado golpes para asustarles. Sin embargo, los menores no sufrieron daños físicos, aunque una pequeña sí afirma que llegó a tocarla, aunque no en partes íntimas, matizaron los propios padres, por lo que la policía no consideraría estos gestos como propios de un pederasta.
El hombre logró la confianza de los niños en las poco más de dos semanas que lleva viviendo en la comunidad, al parecer regalando caramelos, chucherías y utilizando un gato para acercarse a los menores. Además, habría pedido que no contasen nada a los padres para guardar su “secreto”, explicó otra madre. “El domingo me preguntó si le había contado algo a mis padres”, dice otra de las niñas con las que pudo hablar este periódico.
Ahora los afectados dicen tener miedo de dejar salir solos a sus hijos a la calle, y el miedo se ha extendido también a otros bloques contiguos. Incluso los propios pequeños no quieran ya bajar al patio sin compañía. “Mi hija no quiere bajar sola ni a sacar al perro”, dice Sofía, madre de una niña de 12 años que era la mayor del grupo presuntamente retenido.
En libertad
La Policía Nacional se personó en la mañana del jueves en el domicilio del vecino denunciado, al que trasladaron hasta las dependencias policiales. Tras prestar declaración ante los agentes, el hombre del que se desconoce su identidad, regresó a su domicilio y desató el malestar entre los denunciantes, que creen que puede suponer un peligro para los pequeños.