Dudaba en titular mí columna como lo he hecho definitivamente o “desaparecido en combate” en clara alusión a la desaparición del alcalde de los debates que se realizan en distintos foros y medios de comunicación, que siendo lamentable es justificable en tanto y cuanto cada uno es muy dueño de ir a debatir con quién quiera y cuando quiera, por lo que me he decidido por la segunda opción al hilo de varios hechos acaecidos en las últimas fechas y que tienen como común denominador el miedo que algunos integrantes de las filas socialistas quieren meter en el cuerpo de los votantes en algunos casos y lo que todavía es peor, la presión que alguna delegada quiere hacer sobre las personas en las que cree poder tener una influencia decisiva a la hora de ejercitar su LIBRE derecho al voto.
En el primero de los casos, más justificable y con un pelo de mala suerte al coincidir el paso de un compañero de los medios de comunicación por el lugar de los hechos, algún militante socialista de los situados en la carpa instalada por el PSOE en la Plaza de Carmen Abela repartía la publicidad de su partido al mismo tiempo que decía a alguna persona mayor que se acercaba a la sucursal de Cajamar que en caso de no ganar el Partido Socialista lo iban a perder todo lo que les fue increpado por el periodista que por allí pasaba sin que afortunadamente las cosas pasaran a mayores.
El segundo tiene gravedad absoluta ya que se trata de las palabras dirigidas por una delegada del equipo de gobierno a los alumnos de la Escuela de Enfermería en el sentido de que en caso de no ganar las elecciones el actual alcalde , la Escuela desaparecería porque la Junta no seguiría adelante con su financiación, repetidas en la Escuela Taller donde la misma delegada ratificó la inviabilidad del proyecto en caso de que la alcaldía rondeña cambiara de manos.
Los dos casos son preocupantes, pero en el primero de ellos el término correcto sería el de aberrante porque la delegada en cuestión ha ejercido, seguro que con brillantez, el cargo de profesora sin importar el color del partido gobernante en el Consistorio rondeño, hasta poco antes de abrazar con una vehemencia admirable la militancia socialista.
Cuando se quiere meter miedo a los demás es que algo se teme y parece que algunos socialistas de nuevo cuño tienen mucho miedo al resultado electoral.