Estando en plena campaña electoral y en plena vorágine política se nos ha venido el mundo encima. Estábamos preparando y analizando lo que nos sucede alrededor cuando de repente todo ha saltado por los aires.
Esta vez ha sucedido mucho más cerca de lo que creemos y de los que ha pasado otras veces. Cuando el mundo tiembla en Japón nos ponemos alerta, pero esta vez ha sucedido a unos cientos de kilómetros y les ha pasado a compatriotas nuestros.
Siendo como era una tarde que se preveía tranquila, en la que los seguidores del Barça y los del Real Betis se preparaban para posibles celebraciones, estalló la tierra abriéndose en canal para pillar a la ciudad murciana de Lorca en medio.
Al momento de escribir estas líneas son ya nueve las personas fallecidas en el desastre ocurrido, ante este panorama no tiene uno ganas de escribir sobre peleas electorales ni sobre decisiones de jueces o políticos, lo único que le apetece es acordarse de esas familias que se han roto por una desgracia de proporciones considerables.
No podemos hablar de si se podría haber evitado o no, cosa que tampoco sabemos, pero cuando la tierra dice a moverse poco podemos hacer los ciudadanos de a pie. Dejaremos de lado las profecías que anunciaban para ese mismo día un terremoto en Roma y si Lorca tiene las mismas vocales. No hablaremos de castigos divinos por parte de nadie para castigar el no se sabe qué. Lo único que podemos hacer es ayudar y esperar que todo vuelva cuanto antes a la normalidad. Los partidos políticos, en una decisión acertada, decidieron suspender la campaña al día siguiente en señal de duelo y harían bien en aprovechar esa jornada de dolor en medio de la exaltación preelectoral en pensar lo que estamos haciendo. La vida es corta y en cualquier momento se puede perder para desperdiciarla en reproches y ataques sin fundamento, intentemos entre todos hacer un mundo más habitable y amable.