Deben andar muy mal de personal los partidos cuando no tienen más remedio que echar mano de tantos imputados o presuntos imputados para rellenar sus listas. Ni el PP ni el PSOE han podido limpiarlas, lo que indica que la ‘excelencia’ no tiene nada que ver con la política. Aquí, a cualquier ciudadano se le observa con lupa para recibir un crédito y comprobar si es moroso o no, para saber cuánto gana o qué otros compromisos económicos puede tener. Los bancos no se dejan engañar ni de broma. También nos quitan puntos del carnet de conducir si nos hemos pasado en la velocidad, si hemos hablado por teléfono conduciendo, si llevamos las ruedas más gastadas de la cuenta y miles de cosas más. No digamos en los aeropuertos: que si llevamos agua para hacer una bomba, que si portamos un cortauñas con el que secuestrar el avión o que si el cinturón puede ser un arma letal. Total, que estamos continuamente vigilados, controlados y castigados.
Sin embargo, sus señorías pueden tener causas en los tribunales sin que ello les impida representar a los ciudadanos en ayuntamientos o comunidades autónomas, sin que se les despeine el tupé ante semejante minucia. Casos de corrupción urbanística, de cohecho, de prevaricación, de falsedad documental, de tráfico de influencias y de simple latrocinio alcanzan el número de cien imputados en las próximas elecciones, de los cuales el 50% son del PP y el 35% del PSOE. El resto se lo reparten entre CIU, CC E IU. Y eso sin contar los tránsfugas, que en Ronda se llevan la palma, y no del martirio precisamente.
Esta vergonzosa y vergonzante realidad nos hace preguntarnos si nuestro sistema político constituye todavía una democracia o ha dejado de serlo. ¿Cómo la gente va a votar para que les represente un ‘chorizo’ o presunto chorizo? Y perdonen por la expresión, pero es la que cuadra en román paladino.
La situación ha llegado a un nivel que me pregunto si hay que votar o hacer un sorteo para rifar la alcaldía. Tendría razón Karina cuando cantaba aquello de ‘la vida es una tómbola, tom, tom tómbola….”. Así estamos.
