Hay profesiones que dan para mucho. Profesionales abnegados que entregan horas y horas por el bien de su profesión y que dan todo lo que pueden y más por su trabajo y compañeros, profesionales que se dejan la vida en el empeño y profesiones que dignifican a las personas que viven de ello. Personas que son felices con su trabajo y otras que lo hacen de forma rutinaria pero que llevan a cabo un trabajo digno de elogio.
También tenemos profesionales que sólo lo son por trabajar en un sitio, personas que no merecen ser llamados profesionales y embrutecidos que se dedican a trabajos para los que no están cualificados. Por haber hay hasta quien dedica muchas horas a trabajos que podrían hacer en minutos, pero de todo tiene que haber en la viña del Señor.
Todos tenemos que trabajar para llegar a fin de mes, incluso a principio para algunos. Hay profesiones que están mal pagadas y otras que están mejor que bien pagadas. Tenemos algunos trabajadores que cobran 600 veces lo que otros y ni aún así están contentos.
Ser controlador aéreo tiene sus riesgos y sus inconvenientes, en eso creo que estaremos todos de acuerdo, tienen que cobrar según el trabajo que realizan y cumplir con unos requisitos que la mayoría de los mortales quizás no podríamos ni siquiera alcanzar, pero por ello reciben un salario y tienen unos beneficios que otras profesiones no los tienen. Estaremos más o menos de acuerdo en la valía de su trabajo y en la profesionalidad de más de uno, pero esto debemos admitirlo. Lo que no es admisible de ninguna de las maneras es su actitud ante algunos hechos. Puede ser que no fuera el momento de hacer una serie de modificaciones, pueden tener razón en reclamar sus derechos, pero lo que no pueden hacer de ninguna de las maneras es un abandono de sus funciones por ser quienes son.
Hay días que no me apetece ir a trabajar, días en los que veo lesionados mis derechos, pero ello no me da a mí, ni a usted querido controlador, razón para dejar mis funciones, sobre todo si con ellos estoy privando a muchos ciudadanos de disfrutar de sus propios derechos.