A pesar de todo, no dejamos de estar rodeados de mañanas de enseñanza y belleza, de buenas palabras hondas y azules cual mar con dirección tomada hacia la estancia más pura y profunda de nosotros mismos, de citas que traspasan la memoria espolvoreadas en cualquier pared perdida de blanco, de pensamientos hechos acorde y letra, de trovadores de la vida.
Por ello, hoy le tomo prestadas algunas letras al cantautor Carlos Chauen, lanzándole mis gracias desde aquí por su trazo poético y cargado de fuerza, vida y pensamiento, por regalarnos momentos de reflexión. Porque en la cotidianeidad del respirar y del vivir compartimos vereda a veces con la risa y a veces con el llanto, con momentos de certera felicidad y otros de aparentemente inquebrantable oscuridad. Porque somos un contraste repleto de elecciones en el que elegir nuestro propio camino, y caminarlo.
y nada tiene que ver con tu boca
que hecha para besar hay veces que muerde
que anuncia cordura y a veces se vuelve loca
Duele porque la piel no es materia inerte
Duele porque el querer es dolerse a veces.
Tiembla, la vida como con miedo
hay veces que tiembla
y nada tiene que ver con el aire
que mueve tu ropa en noches de luna escueta
que aprieta suelta y evoca y me enloquece
tiembla por los latidos que tú provocas
y también porque el querer es temblar a veces.
Y cada uno en su camino
va cantando espantando sus penas
Y cada cual en su destino
va llenando de soles sus venas.
Ríe, la vida como un volcán hay veces que ríe
y nada tiene que ver con el tiempo
Se ríe porque para ella somos tan leves
como el humo azul que del pudor se desprende
ríe porque tu llanto se lo merece
y también porque el querer es reírse
a veces.