Cuando pensamos en las adicciones, la imagen que suele venir a la mente es la de un hombre luchando contra sus demonios. Los medios de comunicación y la sociedad en general han contribuido a perpetuar esta visión sesgada, dejando en la sombra una realidad igualmente devastadora: la adicción en mujeres y en transgéneros femeninas. Esta invisibilización dificulta el acceso a tratamientos adecuados para millones de mujeres que sufren en silencio.
El Instituto MIA, es el primer centro en España especializado en el tratamiento de adicciones exclusivo en mujeres y transgénero, y es que la mayoría de clínicas de desintoxicación cuentan con planes y métodos diseñados por y para hombres, por lo que no se adaptan a las necesidades intrínsecas de las féminas.
En este artículo abordaremos la adicción femenina y el impacto que tiene en la vida de cientos de mujeres y cómo un tratamiento especialmente pensado para ellas puede ser la solución para superarla.
Impacto social y emocional de la adicción en mujeres
La adicción en mujeres es un fenómeno complejo que afecta profundamente todos los aspectos de sus vidas. Lo mismo ocurre con las personas que han transicionado, quienes además tienen que lidiar con los problemas añadidos de discriminación por pertenecer al colectivo LGBTIQ+.
En el ámbito familiar, las mujeres adictas a menudo enfrentan un doble estigma: el propio de su adicción y el de no cumplir con los roles de cuidado que tradicionalmente le son asignados. Esta circunstancia puede llevar a la ruptura de lazos familiares, a la pérdida de la custodia de los hijos y a un aislamiento social profundo.
En el terreno laboral, las mujeres con adicciones también se enfrentan a obstáculos muy difíciles. Ven como su productividad disminuye, aumenta su absentismo y son testigos de cómo sus oportunidades de crecimiento profesional se desvanecen. Muchas incluso tienen que abandonar sus carreras, lo que agrava su situación económica y emocional.
En el plano social, las mujeres y transgéneros adictas sufren un estigma particularmente cruel. La sociedad tiende a juzgarlas con mayor dureza que a los hombres en situaciones similares, lo que lleva a un aislamiento aún mayor y dificulta la búsqueda de ayuda. Esto es consecuencia directa de los prejuicios y tabúes heredados de la sociedad patriarcal.
Diferencias del impacto físico y biológico de las drogas entre ambos sexos
Las mujeres y transgéneros suelen tener motivaciones propias para caer en una adicción, muy diferentes a las de los hombres, pues lo mismo ocurre con las secuelas que sufren, tanto emocionales como fisiológicas. Y es que, la fisionomía del género femenino hace que sea más vulnerable a los efectos de las drogas.
Por un lado, normalmente las mujeres suelen tener una menor proporción de masa corporal, así que metabolizan las sustancias adictivas de manera distinta. Por este motivo, aunque una mujer solo tome una cantidad pequeña de droga, sufrirá los efectos de forma más intensa y rápida.
Además, las secuelas son más graves, pues la situación social de la que parten las adictas suele ser peor que la de los hombres. Por otro lado, su biología hace que sean más propensas a desarrollar dependencia, por lo que es más fácil que pasen de un consumo controlado o moderado, al abuso.
Aparte, muchos estudios han comprobado que los trastornos neurológicos, psicológicos o psiquiátricos derivados del consumo tienen una mayor prevalencia en las mujeres, como por ejemplo la depresión, la ansiedad, trastornos alimenticios o incluso impulsos suicidas. Además, estas sustancias también afectan a las hormonas, llegando a complicar el ciclo menstrual o los embarazos.
Instituto MIA, ¿por qué es diferente al resto de centros?
Dejar una adicción es muy complicado, pero lo es todavía más para las mujeres y las transgéneros que encuentran en los centros de desintoxicación tratamientos pensados para hombres que no resultan efectivos en su caso. Esto se debe a que no se tiene en cuenta como la identidad de género puede influir en los problemas de adicción y las secuelas que dejan.
Socioculturalmente las mujeres viven en una situación de desigualdad que se agrava ante las pocas opciones y la carencia de recursos para tratar sus problemas adictivos. Aunque existen terapias y centros mixtos, estos tienen efectos contraproducentes en ellas, pues suelen ser minoría en los grupos y se sienten fuera de lugar, lo que les lleva, en muchas ocasiones, a abandonar el tratamiento.
En cambio, Instituto MIA, enfocado en el tratamiento de adicciones en mujeres y trans femeninas, procura un entorno más seguro y de apoyo donde se sienten más cómodas para compartir sus experiencias y abordar temas delicados. Sus programas se adaptan para abordar las causas subyacentes de su adicción, como traumas, problemas de imagen corporal, relaciones codependientes y estrés relacionado con el rol de género.
Instituto MIA en Guadalsalus: el primer centro dedicado exclusivamente al tratamiento de adicciones femeninas
La clínica privada para el tratamiento de adicciones Guadalsalus es uno de los pocos centros del país que ofrece tratamientos completos a hombres y mujeres por separado, pero además cuenta con el primer centro exclusivo para mujeres y transgénero de orientación femenina: Instituto MIA, ubicado en Sevilla.
Este centro de desintoxicación exclusivo para el público femenino ofrece un enfoque terapéutico integral y con perspectiva de género, reconociendo las diferencias físicas, biológicas y emocionales específicas de las mujeres en el contexto de las adicciones. Gracias a ello, pueden proporcionar tratamientos personalizados más efectivos.
En Instituto MIA se crea un espacio libre de juicios donde las pacientes pueden sentirse comprendidas y apoyadas durante su proceso de recuperación. El personal de la clínica, altamente cualificado, se compone en su mayoría de mujeres para fomentar la confianza y el bienestar de las pacientes.
Instituto MIA representa un faro de esperanza para mujeres y personas transgénero que enfrentan problemas de adicción. En su compromiso por facilitar el acceso al tratamiento, ofrece una primera cita gratuita, en la que la paciente puede recibir asesoramiento sobre sus necesidades específicas y se diseñará un plan personalizado para su recuperación.