Nunca mejor dicho. Son los viejos del campo los que, en muchos casos, están aguantando una situación de crisis que les tiene cotra las cuerdas.
Una única cuestión explica este hecho, y es que les puede la pasión hacia su profesión, a la que se han dedicado prácticamente toda su vida.
Horas de trabajo, en muchos casos de sol a sol, que ahora ven como podrían tener que cerrar sus explotaciones.
Se hace necesaria una intervención urgente que acabe con las injusticias del campo, y es que no se puede consentir que los ganaderos y agricultores no cubran gastos, mientras los consumidores cada vez pagamos más caros sus productos.