La aprobación por el pleno de la Corporación rondeña de las cuentas de los últimos cuatro años de gobierno de Marín Lara al frente del Ayuntamiento ponen el epílogo a una de las etapas más negras de la democracia rondeña.
El hecho de que sólo sus excompañeros en las filas socialistas aprobaran las cuentas del ahora caído en desgracia líder de la nueva izquierda rondeña -los nuevos concejales socialistas demostraron una candidez casi olvidada en el salón de plenos rondeño, al anticipar su voto favorable-, demuestra que nadie de los antiguos compañeros de viaje del populista Marín ha querido ratificar unos números que han dejado con telarañas las ya de por si no muy boyantes arcas municipales.
Desde ese momento, en el futuro se debe exigir que la transparencia sea total por parte del actual equipo de gobierno y los que le sucedan, para que no volvamos a caer en la penosa situación de que sólo cuatro años más tarde, cuando ya no se encuentra al frente del consistorio, se puedan pedir cuentas a un responsable político que ha manejado el dinero de todos sin el mínimo respeto exigible políticamente hablando.