Acaba 2011 y lo hace en calma y volviendo a la normalidad municipal. Pero no ha sido éste un año tranquilo. El paro, la operación Acinipo o el terrible suceso de Arriate han dejado más nubes negras que hilos de esperanza. Tampoco la política municipal ha dado muchas alegrías, con una primera parte del año muy bronca, aunque tras las elecciones y con el paso de los meses todo parece que se ha ido calmando.
No ha sido 2011 un año para el recuerdo. Más bien, para el olvido, aunque las ventanas de sol que se han ido abriendo puedan dar un respiro de cara a 2012. Esperemos que la ilusión no se rompa y se puedan ir convirtiendo en realidades algunos de los proyectos anunciados para la ciudad. Sobre todo, porque serán sinónimo de empleo. Y esa es la gran necesidad de nuestra ciudad. Comenzar a crear puestos de trabajo.
De todas formas, dicen que la ilusión y la esperanza es lo último que se pierde. Esperemos que 2012 sea mejor.
