Existe conmemoraciones que lógicamente son importantes en sí mismas. Onomásticas que deberían recordarse cada año, como su propio nombre indican. Pero de forma especial, suelen tenerse en cuenta cuando el número de años que cumplen son una cantidad significativa o forman un número llamado redondo: entendiendo por número redondo, por excelencia, los 10, 25, 50, 100 y sus combinaciones. Pero. ¿Por qué no, otros múltiplos de 10?
Mucho se hablará, posiblemente en 1934, del centenario de la muerte de Marie Curí: única persona que ha obtenido, hasta ahora, dos veces el premio Nobel, por diferentes materias (Física, en 1903 y Química, en 1911). Pero es que este año, el 4 de julio, se han cumplido 90. ¿Y, por qué no tenerlo en cuenta aquí y ahora?
Marie Curie: Una mujer luchadora
Maria Salomea Skłodowska (Varsovia, 7 de noviembre de 1867 – Passy, 4 de julio de 1934), y más conocida por Marie Curie o Madame Curie, tras su matrimonio con el físico francés Pierre Curie, fue una científica polaca (física y química), donde comenzó sus estudios en la «Universidad Flotante» de Varsovia, y que emigró más tarde a Francia (por circunstancias políticas de la época y que no vienen al caso referir aquí y ahora), donde los terminaría y donde también conoció a su marido.
En el matrimonio formado, se dedicaron en cuerpo y alma a la investigación de materiales radiactivos, en armonía y cooperación mutuas. Pero la valentía y capacidad de Marie, junto otras circunstancias de la vida, hizo que ella destacase (y de qué forma) como científica, siendo pionera en muchas actitudes y situaciones, como veremos en el desarrollo de este artículo, pero que vamos a resumir a continuación:
Fue la primera mujer catedrática en la Universidad de la Sorbona de París (Departamento de Física (cuando ya era Premio Nobel de Física), puesto que anteriormente había sido ofrecido a Pierre, y del que ella tomó posesión el 15 de noviembre de 1906 (su marido había fallecido en abril de ese mismo año).
Tras obtener el Premio Nobel de Física en 1903 y el Premio Nobel de Química en 1911, Marie se convierte en la primera persona en poseer dos premios Nobel en diferentes materias.
Es además (otra circunstancia que la hace única) la única mujer que descansa en el Panteón de Hombres Ilustres de París.
Maríe y Pierre Curie se dedicaron, como hemos apuntado anteriormente a descubrir la propiedad radiactiva de determinados materiales, fundamentalmente el Uranio y el Torio y, a través de sus minerales o tierras raras, descubrieron dos nuevos elementos químicos mucho más radiactivos que los primeros (el Polonio y el Radio), ambos en 1898.
Sin embargo, no conocían la peligrosidad de esas radiaciones, y ambos se exponían a ellas sin precauciones ni protecciones algunas. Llegando hasta el punto de utilizarse ellos mismos como «conejillos de india» y ver como les quemaba la piel. Y Pierre solía llevar en el bolsillo trozos de dichos materiales para enseñarle a los amigos como resplandecían en la oscuridad.
A pesar de ello, el azar hizo que Pierre Curie falleciera fortuitamente víctima de un accidente de «circulación» (fue atropellado por un carro de la época al cruzar una calle), el 19 de abril de 1906. No así Marie Curie, quien en 1934 fallece como consecuencia de una anemia aplásica, provocada, sin duda, por su alta exposición a la radiación.
Ambos reposan en la misma cripta del Panteón de Hombres Ilustres de París, en cuya entrada existe una nota que avisa de la radiactividad que pudiera existir aun en el lugar.
Palabras de Marie Curie, Premio Novel de Física
Al tomar posesión del Premio Nobel de Física, Marie Curíe pronunció un magistral discurso, que comenzaba diciendo:
«Podría decir muchas cosas sobre el radio y la radioactividad pero me tomaría demasiado tiempo. Y como no podemos hacerlo, déjenme solamente darles una pequeña muestra de mi trabajo con el radio. El radio ya ha dejado de ser un elemento nuevo, ya tiene más de veinte años, pero las condiciones de su descubrimiento fueron de alguna manera peculiares, y por lo tanto no está de más recordarlo y explicarlo un poco».
Y, tras narrar las peripecias personales y profesionales de sus investigaciones, terminaba con las siguientes palabras:
«No debemos olvidar que cuando el radio fue descubierto, nadie se imaginaba que acabaría teniendo una utilidad tan importante en los hospitales. Su descubrimiento fue un trabajo puramente científico. Y es por eso que el trabajo científico no debe nunca considerarse como un trabajo inútil. La ciencia es bella y es por esa belleza que debemos trabajar en ella, y quizás, algún día, un descubrimiento científico como el radio, puede ser un descubrimiento que beneficie a toda la humanidad».
Hermosas e importantes palabras en boca de una mujer que iniciaba una nueva era científica y humana.