Nadie duda que las reivindicaciones de los trabajadores siempre son legítimas y tienen todo el derecho del mundo a pedir que mejoren sus condiciones labores y de remuneración. Dicho esto, tampoco nos podemos olvidar que estamos en una situación de crisis económica nunca antes conocida, con las arcas públicas bajo mínimos y con medidas de contención del gasto por todas partes. No hace mucho que los funcionarios vieron como el gobierno les bajaba su sueldo un 5% para reducir el déficit de este país. Entonces el Ayuntamiento de Ronda, en Pleno, se sumó a la decisión que se había adoptado por el Gobierno central de José Luis Rodríguez Zapatero. Una decisión que fue aplaudida por muchos, a excepción de los funcionarios, que consideraban que todos los trabajadores públicos deberían ser tratados por igual, sin distinción de la Administración para la que trabajasen.
Pues todo eso ha saltado por los aires en Ronda, donde se ha decidido subir el sueldo de los empleados del Patronato Deportivo Municipal en 600 euros al año, a pesar de los informes que apuntan a que la medida es contraria al Real Decreto de contención del gasto y de las advertencias sobre la imposibilidad de asumir un nuevo coste en un patronato que debe a sus proveedores más de 400.000 euros, sin contar los más de 200.000 que adeuda a la entidad Unicaja, según las cuentas presentadas.
No resulta nada lógico que con una situación económica así se proceda a aprobar un aumento de sueldo lineal.
Resulta cuanto menos reprobable la postura del equipo de gobierno municipal, encabezado por el alcalde rondeño, Antonio Marín Lara, que no puede evitar que se vea cierto interés electoralista en la medida. Aunque también es censurable la postura del resto de formaciones políticas, que para evitar que Marín Lara les echase contra los trabajadores optaron por la postura cómoda de la abstención.