Ronda Romántica puso hoy un brillante broche al cierre de las actividades que se iniciaron el pasado jueves con la apertura del mercado de época, a pesar de que la lluvia caída a media mañana hizo que se tuviesen que suspender una parte de las recreaciones históricas por el peligro que entrañaba la utilización de equipos electrónicos.
A pesar de ello, las asociaciones históricas de los municipios serranos no duraron en poner la miel en los labios de los muchos visitantes que se acercaron a la zona habilitada para el evento, a los que obsequiaron con diferentes entremeses y no duraron en repetir algunos de ellos. También a los municipios les supone una gran oportunidad para promocionar sus propias fiestas, en las que realizan recreaciones mucho más extensas y que suelen durar varios días.
La conclusión del programa de actividades dejó un balance de miles de visitantes en la ciudad, hoteles que han superado el 80% de ocupación y restaurantes que se mostraban abiertamente satisfechos con las jornadas. «Ronda Romántica ha sido muy bueno», decía ayer la propietaria de un restaurante rondeño que, pese a no estar muy próximo a la zona habilitada para el evento, había registrado varios llenos en estos días. El balance no era muy diferentes en los bares y restaurantes más próximos a la plaza de toros y la Alameda del Tajo, al igual que en la plaza
Duquesa de Parcent, un espacio nuevo en el que se registró un buen ambiente, a pesar de encontrarse un tanto alejado del punto principal en el que se desarrollaban las principales recreaciones.
Mientras tanto, en las tabernas situadas dentro de la Alameda del Tajo y de la plaza de toros se registraba también una muy buena asistencia de público, aunque ayer el agua deslució parte de la jornada. Un ambiente en el que había momento en los que se podía viajar en el tiempo y recordar a alguna de aquellas tabernas que debieron existir en la ciudad. No faltaba de nada. Además de la ropa de los taberneros, tampoco faltaron la decoración, los cartuchos hechos con papel de traza, vasos de barro o jarrillos de lata.
Todo ello puso un brillante broche final a un evento que se consolida en su segunda edición y que tiene a los pueblos de la Serranía de Ronda como el corazón de la fiesta. Sin ellos, nada sería posible.