Con frecuencia optamos por salir a dar un paseo cuando problemas o preocupaciones se apoderan de nuestra mente y no podemos quitárnoslos de la cabeza. El cambio de escenario, aparte de poner ante nuestros ojos ciertas novedades que distraen nuestra atención, nos acerca a sensaciones inconscientes, mundos distintos que se ponen delante de cada u uno cada vez que se realiza un viaje, una componente psicológica, una ficción en virtud de la cual, las mismas cosas dejan de significar lo mismo, es cambiar el suelo por el cielo, es ver la tierra desde las nubes. El viaje está entre las prioridades de cualquiera que mejora su situación y siempre asociado al conocimiento y las ganas de saber. Viajar no es un curalotodo, pero sí es un bálsamo, una fragancia que nos sana del estrés, y con la distancia llenamos nuestro panorama con la presencia de lugares y cosas notables por su belleza, sucesos y gentes que nos colman de curiosidad por el hecho de ser distintos simplemente, lo real, por distinto se convierte en sublime, en belleza que no podemos expresar, que nos produce placidez, calma y sosiego. Desde la distancia cambian los juicios reales y probables de las cosas, es como mirar lo mismo desde distinto ángulo, así mismo, la distancia nos ayuda a valorar las cosas que tenemos, es querer más a quien queremos, es por ello que el viaje tiene una segunda parte, quizás más interesante que el hecho de partir, es simplemente….. las ganas de volver. Lo novedoso nos colma de curiosidad y deseos de conocer y por ello cuando contratamos un viaje nos dejamos aconsejar por profesionales que conocen el tema que manejan y de llevar por el guía que conoce el camino.
Ronda es sin duda con creces una de las ciudades mas visitadas de España, no por el tajo y la plaza de Toros únicamente, como mucha gente creen y entre ellos algunos responsables políticos municipales que por suerte ya no están aunque han dejado claros vestigios de su supina ignorancia en la función del turismo, eso sí, a ninguno se le ha escapado por alto la fiesta Feria de Fitur. ¿Cuanta Gente visitarían Ronda si estuviera en Cáceres?. Seguramente un 90% menos, o sea que Ronda no sería lo que es ni de coña, que aunque es un vulgarismo lingüístico, la palabra existe y define claramente lo que quiere decir. Según estimaciones de profesionales que trabajan en Ronda un 45 % de los grupos que nos visitan están guiados por intrusos que hacen de guías y no saben ni donde está Ronda en el mapa, mucho menos hablar de lo que hay que hablar, sabiendo lo que hay que saber. Un visitante está en general tan interesado en saber en que año se construyó la plaza de toros o el puente, ya sea ruso, alemán o coreano, como en saber de qué vive la gente de los pueblos de la serranía, cual es la temperatura en verano o por qué son blancas las casas en Andalucía y si le apuramos mucho, hasta porqué se pelean los vecinos. Cuando un guía conoce todas estas cuestiones como otras que le puedan hacer por muy tontas que parezcan, puede valorar de qué y cuanto hay que hablar de cada tema para crear una empatía con el grupo que nunca contiene sus aplausos cuando se acaba la visita.
Cuando las autoridades no tienen ni siquiera un meridiano interés en el cumplimiento de la normativa haciendo oído sordo a ciertas reivindicaciones, hace que este distinto baremo a la hora de valorar las acciones humanas produzca desequilibrios, no solamente a nivel territorial, sino a nivel local, donde personas que comparten cultura vivencias y entorno, tengan distintos códigos a la hora de valorar y avenirse con ello a un único criterio. La tirantez dentro del mismo sector, aviva la necesidad de velar por el cumplimento de la normativa existente y que ninguno de los rondeños, visitantes en general y los Guías en particular, por su condición de perjudicados tengan que realizar funciones de policías sin serlo y no reivindicativas como correspondería.
Decreto 214/2002, de 30 de julio de 2002, regulador de los guías de turismo de Andalucía.
