Ingrid Bergman fue una de las actrices más emblemáticas y versátiles del siglo XX, capaz de triunfar en el cine, el teatro y la televisión, en cinco idiomas diferentes y en varios países. En 20Bet también puedes disfrutar de los mejores juegos en varios idiomas. Su belleza natural, su talento interpretativo y su personalidad magnética la convirtieron en una estrella mundial, admirada por el público y la crítica, y galardonada con tres premios Óscar, cinco Globos de Oro, un Tony, dos Emmy y un César honorífico, entre otros reconocimientos.
Sus inicios en Suecia
Nacida en Estocolmo el 29 de agosto de 1915, Ingrid Bergman quedó huérfana de madre a los tres años y de padre a los doce. Su infancia transcurrió entre varios familiares que la cuidaron y la animaron a seguir su vocación artística. A los dieciséis años debutó como extra en una película sueca y al año siguiente ingresó en el Royal Dramatic Theatre School de Estocolmo. Sin embargo, su sueño era ser actriz de cine y no tardó en conseguir papeles protagonistas en varias producciones suecas y alemanas.
Su gran oportunidad llegó con Intermezzo (1936), un melodrama romántico dirigido por Gustaf Molander, donde interpretó a una joven pianista que se enamora de un violinista casado. La película fue un éxito internacional y llamó la atención del productor estadounidense David O. Selznick, que compró los derechos para hacer un remake con Ingrid Bergman como protagonista.
Su consagración en Hollywood
Ingrid Bergman llegó a Estados Unidos en 1939, recién casada con el médico Petter Lindström, con quien tuvo una hija, Pia. Selznick le ofreció un contrato exclusivo y le prometió respetar su nombre y su imagen, sin someterla a los cambios habituales que imponía Hollywood a las actrices extranjeras. Así, Ingrid Bergman conservó su acento sueco, su pelo rubio natural y su maquillaje discreto.
Su debut americano fue con Intermezzo (1939), dirigida por Gregory Ratoff, donde repitió el mismo papel que en la versión sueca, junto a Leslie Howard. La película fue un gran éxito y lanzó a Ingrid Bergman al estrellato. A partir de entonces, trabajó con los mejores directores y actores de la época, como Alfred Hitchcock, George Cukor, Victor Fleming, Cary Grant, Humphrey Bogart o Gregory Peck.
Entre sus películas más recordadas se encuentran Casablanca (1942), donde dio vida a la inolvidable Ilsa Lund; Luz que agoniza (1944), por la que ganó su primer Óscar como mejor actriz; Las campanas de Santa María (1945), donde interpretó a una monja junto a Bing Crosby; Recuerda (1945), un thriller psicológico de Hitchcock; Juana de Arco (1948), una superproducción basada en la obra teatral de Maxwell Anderson; o Anastasia (1956), por la que obtuvo su segundo Óscar como mejor actriz.
Su escándalo con Roberto Rossellini
En 1949, Ingrid Bergman sorprendió al mundo al abandonar a su marido y a su hija para irse a Italia con el director Roberto Rossellini, con quien había iniciado una relación epistolar tras ver una de sus películas. El escándalo fue mayúsculo, sobre todo en Estados Unidos, donde se consideraba a Ingrid Bergman como un modelo de virtud y elegancia. La actriz fue acusada de adulterio e inmoralidad por la prensa, el público e incluso el Senado estadounidense, que la declaró persona non grata.
Ingrid Bergman se casó con Rossellini en 1950 y tuvo tres hijos con él: Roberto Jr., Isabella e Isotta. Durante los años que estuvo casada con él, protagonizó varias películas dirigidas por él, como Stromboli (1950), Europa ’51 (1952) o Te querré siempre (1954). Estas películas, de corte neorrealista, supusieron un cambio radical en el estilo y la imagen de Ingrid Bergman, que pasó de ser una estrella glamurosa a una actriz comprometida con el cine de autor. Sin embargo, estas películas no tuvieron el éxito esperado y la carrera de Ingrid Bergman entró en una fase de declive.
Su regreso triunfal
En 1956, Ingrid Bergman regresó a Hollywood tras siete años de ausencia, gracias al apoyo del director Anatole Litvak, que le ofreció el papel principal de Anastasia, una película sobre la supuesta superviviente de la familia imperial rusa. La película fue un gran éxito y supuso la reconciliación de Ingrid Bergman con el público y la crítica estadounidenses, que le otorgaron su segundo Óscar como mejor actriz.
A partir de entonces, Ingrid Bergman alternó su trabajo en el cine con el teatro y la televisión, en varios países y en varios idiomas. Entre sus películas más destacadas de esta etapa se encuentran Indiscreta (1958), una comedia romántica con Cary Grant; El albergue de la sexta felicidad (1958), una epopeya sobre una misionera en China; El visitante nocturno (1971), un thriller sueco; Asesinato en el Orient Express (1974), por la que ganó su tercer Óscar como mejor actriz de reparto; o Sonata de otoño (1978), un drama familiar dirigido por Ingmar Bergman.
Su último trabajo fue Una mujer llamada Golda (1982), una película para televisión donde interpretó a la primera ministra israelí Golda Meir. Por este papel ganó su segundo Emmy como mejor actriz. Poco después, falleció en Londres el 29 de agosto de 1982, el día de su cumpleaños número 67, a causa de un cáncer de mama que padecía desde hacía años.
Su legado e influencia
Ingrid Bergman fue una actriz única e irrepetible, que dejó una huella imborrable en la historia del cine y en el corazón de millones de espectadores. Su belleza, su carisma, su versatilidad y su valentía la convirtieron en un icono del séptimo arte y en una inspiración para muchas actrices posteriores. Su vida y su obra han sido objeto de numerosos libros, documentales y homenajes. En 2015, se celebró el centenario de su nacimiento con diversos actos y exposiciones en todo el mundo.
Ingrid Bergman sigue siendo hoy una referencia ineludible para los amantes del cine y una fuente inagotable de admiración y fascinación. Como dijo el director francés Jean Renoir: “Ingrid Bergman es más que una actriz: es un milagro”.