Tercer día de camino de la Hermandad del Rocío de Ronda, en una jornada que ha sido impresionante, con un tiempo que ha acompañado a los romeros y con unos acontecimientos que quedarán para el recuerdo.
Con nubes en los cielos, pero con una temperatura ideal, bien temprana la mañana se celebró la misa de romeros, para seguidamente iniciar la marcha la representación rondeña hacia el vado del río Quema, que tras las últimas lluvias, y de forma prácticamente inesperada, presentaba una cuarta de agua, lo que un año más ha permitido el ‘bautizo’ de los peregrinos que realizan por primera vez el camino hacia la aldea almonteña.
Con un andar tranquilo, y tras superar el Quema, la hermandad rondeña ha hecho parada en El Chaparral, donde ha tenido lugar el almuerzo. Con las fuerzas recuperadas los romeros se han dirigido hacia otro punto emblemático del camino como es el municipio de Villamanrique de la Condesa, con el que Ronda se encuentra muy unido. Allí se ha producido este año un momento único y repleto de sentimientos, ya que el Simpecado, ante el constante ánimo y aliento de los locales, que gritaban «¡Ronda, Viva Ronda, Ronda!», han subido el porche de la iglesia hasta en dos ocasiones, cosa que ha ocurrido por primera vez en la historia de este encuentro.
«Nos han recibido como nunca, ha sido increíble y lleno de emoción, nunca se me olvidará», comentaba uno de los romeros rondeños al ver bajar los bueyes de la escalinata.
Ya esta noche a descansar tras un día largo. La acampada se ha montado en la Dehesa del Boyar de Villamanrique, para mañana rezar y seguir el camino para estar más cerca de la Blanca Paloma.
Tan solo destacar un pequeño incidente cuando, al romperse una tulipa del Simpecado, un peregrino se ha cortado levemente el brazo. Nada más, la Virgen les protege.
