La localidad de Algatocín celebró el pasado domingo su tradicional Romería de la Cruz, festejo cuyos inicios se remontan al año 1999 que se desarrolló en el entorno de la Ermita del Santo Cristo con varias actividades que contribuyeron a que todos los asistentes disfrutasen de una estupenda jornada de convivencia.
Para comenzar, por la mañana el club deportivo Algatocín Trail organizó una salida senderista en la que los participantes completaron una ruta de unos 8 kilómetros por los alrededores del municipio que terminó poco antes de mediodía en la Ermita del Santo Cristo. Se da la circunstancia de que el día anterior, 6 de mayo, el club deportivo organizó con éxito la III edición de la CXM El Fraile.
Por otro lado, y como es habitual, alrededor de las 12 los vecinos comenzaron a subir a la zona de la ermita, ubicada en la parte alta del pueblo, para acudir a la misa en la que participó el Coro Romeros del Rosario de Algatocín y que se desarrolló a las 12:30 horas en la explanada exterior del templo. Además, se habilitó un vehículo para subir hasta la ermita a todas las personas con dificultades para hacer el camino a pie. Al término de la misa el párroco procedió a la bendición de la gran cruz que ha sido instalada recientemente en el lugar.
Posteriormente, todos los asistentes a la Romería de la Cruz disfrutaron tanto de un almuerzo elaborado por integrantes de la Asociación de Mujeres ‘Espino Albar’ como de una actuación musical que sirvió para que los romeros pasaran una magnífica tarde en compañía de familiares y amigos. Los mayordomos y mayordomas del municipio se hicieron cargo del servicio de barra que también se habilitó para la ocasión.
En definitiva, el pasado domingo los algatocileños disfrutaron de una estupenda jornada de convivencia, con un gran ambiente festivo y rodeados de un entorno natural espectacular. En este sentido, desde el privilegiado enclave en el que se sitúa la Ermita del Santo Cristo se divisan unas impresionantes vistas panorámicas del Valle del Genal, la Sierra de las Nieves, Sierra Bermeja, Sierra Crestellina, el Campo y el Estrecho de Gibraltar e incluso, en los días claros, de la costa marroquí con el Jebel Musa destacando.
Para finalizar, y a modo de curiosidad histórica, los vecinos más ancianos de Algatocín relatan que sus ancestros les contaban que los marineros y pescadores que faenaban en aguas cercanas al Estrecho de Gibraltar se orientaban gracias a enormes candiles de aceite que, colocados a las puertas de la ermita, permanecían encendidos las 24 horas del día.
Según explican personas mayores del pueblo, este punto de referencia y antiguo faro, ubicado en plena montaña, a unos 750 metros sobre el nivel del mar y a alrededor de 50 kilómetros en línea recta del estrecho, sirvió antaño para evitar naufragios y para salvar numerosas vidas, especialmente en momentos de temporal en el mar y mucho tiempo antes del perfeccionamiento de las técnicas y la tecnología de navegación marítima. Por ello era habitual que, a pie o a lomos de bestias, marineros y pescadores se desplazaran hasta la Ermita del Santo Cristo para realizar ofrendas como muestra de profundo agradecimiento. La reciente instalación de la cruz en la explanada de la ermita es una forma de rememorar esta historia.