Esta semana, como publicó hace unos meses este periódico, hemos tenido la confirmación oficial de que el proyecto de construcción del nuevo hospital comarcal no tiene resuelto cómo van a realizarse las conexiones de electricidad, saneamientos y agua. A ello se une que las obras de construcción de sus accesos llevan paradas desde el año 2011, aunque en este caso sí que está hecho el proyecto.
Ahora resulta que tenemos una enorme mole de hormigón encima de un cerro, como si por arte de algún tipo de magia hubiese caído del cielo y hubiese que ponerse a resolver los problemas que la diosa fortuna ocasionó al elegir un lugar al azar sobre el que dejar caer dicha infraestructura.
La actuación de la Consejería de Salud, antes Sanidad, está siendo todo un esperpento en este asunto desde el inicio de las obras. Hasta el momento los diferentes responsables que han pasado por este departamento de la Junta de Andalucía no han dado una con esta actuación.
Las fechas anunciadas hasta el momento no se han cumplido ninguna y vamos camino de que el nuevo anuncio no sea más que un farol electoral. Dicen que en 2015 se abrirá el complejo, aunque la realidad es que está al 60% de construcción, sin los servicios básico resueltos y sin el proyecto de equipamiento ni contemplado. Parece, por tanto, bastante arriesgado el dar fechas tan concretas, aunque existe la casualidad de que en 2015 tenemos elecciones municipales. Quizás sea una simple coincidencia.
Lo mejor que podrían hacer los responsables del Gobierno andaluz es no volver a hablar de los muchos proyectos que tienen paralizados en Ronda. Hospital, accesos, circunvalación de Arriate y promoción de viviendas de protección oficial de la Dehesa son los casos más sangrantes. Lo mejor que pueden hacer es estar callados hasta que los obreros vuelvan al tajo. Entonces podrían pedir perdón y desear que terminen las obras lo antes posible.
Por cierto, de las carreteras, mejor no hablar.