La noticia conocida en la mañana del pasado viernes, de que el comité de expertos de la mesa antitransfuguismo había dictaminado la conducta de Marín Lara y sus ocho compañeros elegidos en las listas del partido andalucista como de trasfuguismo, ha corrido como un reguero de pólvora por los mentideros políticos para alegría desmedida de unos, e intranquilidad contenida en las filas socialistas que hasta ahora estaban seguros de que habían obrado correctamente al aceptar la entrada de los 9 ediles en sus filas.
La noticia conocida en la mañana del pasado viernes, de que el comité de expertos de la mesa antitransfuguismo había dictaminado la conducta de Marín Lara y sus ocho compañeros elegidos en las listas del partido andalucista como de trasfuguismo, ha corrido como un reguero de pólvora por los mentideros políticos para alegría desmedida de unos, e intranquilidad contenida en las filas socialistas que hasta ahora estaban seguros de que habían obrado correctamente al aceptar la entrada de los 9 ediles en sus filas.
Queda ahora una semana de tensa espera, hasta que la mesa antitransfuguismo presidida por el todavía secretario general del PSOE andaluz, Manuel Chaves, aunque lo hace en su condición de ministro de Política Territorial, tome la decisión definitiva sobre la actuación del alcalde rondeño, seguro que polémica, sea cual sea, y no estaría de más que todos supieran controlar sus nervios. Los políticos deben demostrar frialdad en los momentos complicados, porque lanzarse ahora en una campaña desaforada en pro de una u otra resolución serviría nada más que para echar leña al fuego de la vida política local, que ya de por sí es bastante calentita, lo que conllevaría un perjuicio añadido a los ciudadanos de la Ciudad del Tajo, que bastante tienen ya con la que está cayendo. El jueves que viene la decisión que se tome debe ser aceptada por todos, y después tiempo habrá para tomar decisiones.
