En mayo de 2017, la joven artista rondeña Miriam Queba Lobato, que por entonces acababa de finalizar sus estudios en la Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga, se convirtió en noticia tras conocerse que había sido elegida para ser la nueva protagonista del espectáculo El Rey León, y ahora vuelve a serlo ya que ha sido seleccionada como una de las 12 personas que forman parte de la sexta promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico.
Todo un salto en su carrera como actriz. Aprovechando este nuevo logro nos hemos interesado por conocer cómo le ha ido en estos seis años sobre las tablas, ya que además de en el musical El Rey León, también ha actuado en series de televisión, obras de teatro y otros espectáculos.
– ¿Cómo definiría esta etapa que ha vivido en Madrid como profesional de la interpretación?
Sinceramente, no creo que fuera muy realista referirme a mis seis últimos años en Madrid como si conformaran una etapa única. En realidad he tenido experiencias diversas, tanto a nivel personal como profesional, lo que me ha hecho pasar por etapas muy distintas.
Pero, a grandes rasgos, ha sido un período increíble de desarrollo, evolución, descubrimiento y crecimiento a todos los niveles, con sus correspondientes altibajos claro. La verdad es que me siento infinitamente agradecida por todas las oportunidades y vivencias que me ha ido brindando la capital en estos años.
– ¿Qué papeles y trabajos ha realizado?
Debo decir que mi andadura profesional comenzó en Málaga, durante mis años de estudio en la Escuela Superior de Artes Escénicas (ESAEM). Compaginé durante cuatro años mis estudios con diversos trabajos artísticos como cantante y bailarina por Málaga y la Costa del Sol, de la mano de la empresa de espectáculos, organización, producción y realización de eventos malagueña Geikoespectáculos.
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Posteriormente me trasladé a Madrid para incorporarme al elenco de «El Rey León», donde empecé como cantante y cover del personaje Nala; y más adelante tuve el placer de que, tanto la productora Stage Entertainment como Disney confiaran en mí para asignarme, además, el cover de Sarabi, la madre de Simba. Formé parte de la compañía durante tres temporadas.
Tras finalizar mi compromiso con «El Rey León», durante la pandemia, continué formándome desde casa. Y un día me llamó el director Ricard Reguant -Dicen que el trabajo llama al trabajo ¿no? jaja ¡pues así fue!- para contar conmigo para un nuevo musical original que quería poner en pie: «Para hacer bien el amor hay que venir al sur»... ¿Te suena? Efectivamente, un musical basado en las canciones de la eterna Raffaella Carrá.
Para ubicaros un poco, tuve el placer y la suerte de conocer a Reguant en la escuela (ESAEM) durante los dos últimos años de carrera. Fue súper inspirador poder aprender de él, de su experiencia y sabiduría respecto al ámbito cultural y también respecto a la vida; y, además, nos entendimos muy bien, conecté especialmente con su manera de trabajar.
En realidad, fue él quien me brindó mi primera oportunidad profesional en el ámbito del teatro musical… Estuve a punto de debutar con él en el Festival de Mérida antes de ser seleccionada en El Rey León. No fue posible compaginar ambos proyectos así que nos quedó pendiente trabajar juntos en otra ocasión. Se pospuso nuestro encuentro profesional (pasaron tres años casi cuatro) pero, al final, lo conseguimos: Estrenamos en el Teatro de la Latina de Madrid en octubre de 2020 con «Para hacer bien el amor hay que venir al Sur»; gracias también a la valentía y amor por el teatro de Juan Carlos Parejo y su productora extremeña El Negrito Producciones. Luego, hemos estado casi dos años de gira, finalizando el pasado mes de junio de 2022.
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Durante la gira con el musical de Raffaella, tuve además mi primera experiencia en el medio audiovisual. Aporté mi granito de arena en la serie «Fuerza de Paz», que se estrenará el próximo miércoles 14 de diciembre en RTVE.
Fue una experiencia maravillosa: me trasladaron a Mazarrón (Murcia) para el rodaje y me encontré con un equipo técnico y artístico estupendo que me arropó y me cuidó de la mejor manera.
En cuanto a mi trabajo actual en la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, puedo contaros que nos encontramos desde el pasado mes de septiembre en un proceso intensivo de formación y especialización, en materias como interpretación y palabra, canto, movimiento, prosodia y oratoria, ritmo y polifonía… Hasta ahora hemos tenido la suerte y el placer de recibir clases magistrales de figuras de las artes escénicas como Iñaki Rikarte, Julián Fuentes Reta, David Puerta, Alba Bonet y Ana Zamora. Y en los próximos meses continuaremos trabajando con Naiara Álvarez, Guillermo Bautista, María Besant, Declan Donellan, Sarah Kane, Vicente Fuentes, Óscar Valsecchi y Lluís Homar.
Estas sesiones de formación cristalizarán en el montaje de «La discreta enamorada», de Lope de Vega.
Comenzamos con los ensayos en el próximo mes de febrero y el estreno será en el Teatro del Soho CaixaBank, en mi querida Málaga, el 27 de abril de 2023.
Posteriormente, continuaremos con la gira por Almería, Barcelona, Alcalá de Henares, A Coruña, Almagro… Y la siguiente temporada 23/24 la iniciaremos en el Teatro de la Comedia de Madrid.
La Joven Compañía, conformada por doce intérpretes, seis actrices y seis actores, será dirigida por Lluís Homar; y, además, tendremos el gran honor de contar con su participación como actor, junto a la actriz Montse Díez.
– ¿Cómo fue el proceso de selección para formar parte de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico?
Ha sido un proceso largo e intenso, la verdad, a la par que enriquecedor y gratificante.
La CNTC recibió un total de 960 inscripciones de candidatos que participaron en el proceso de selección.
Tuvimos que superar hasta tres fases: en la primera una preselección a través de un vídeo, la segunda fase consistió en unas audiciones presenciales en Madrid y la tercera y última fue un taller de selección realizado entre el 23 de mayo y el 11 de junio.
– ¿Cuáles son sus expectativas en el nuevo camino que se le abre ahora dentro de la Compañía Nacional de Teatro Clásico?
Pues, casualmente, esa pregunta nos la hizo el director de la compañía, Lluís Homar, durante la primera semana de trabajo; y mi respuesta fue más o menos esta: Lo que espero es aprender muchísimo, ser una esponja, crecer y expandirme día a día como actriz y como persona. Y, por supuesto, disfrutar y aprovechar al máximo la experiencia. Lo demás que tenga o no que venir ya no depende de mí.
Estamos conociendo a profesionales increíbles del panorama cultural y las artes escénicas y, para colmo, la calidad humana que hay tras este proyecto y dentro de él es alucinante.

Es una oportunidad única en la vida, un sueño, y lo que estamos viviendo es un privilegio tremendo, además de una responsabilidad como jóvenes que aspiramos a convertirnos en verdaderos «atletas de la palabra», como dice el maestro Vicente Fuentes jajaja.
Así que también espero que podamos llegar a contagiar a otros jóvenes ese amor por la palabra, por la lengua; que aunque hoy día la tenemos, por lo general, bastante infravalorada, no deja de ser el principal campo de nuestro patrimonio cultural inmaterial. Y por supuesto, ojalá contagiarnos todos de ilusión por el teatro y por la vida misma, pues la cultura es vida.
– De cara al futuro, ¿Cual es el papel de su vida que le gustaría interpretar?
Lo cierto es que yo no sueño con ningún papel en concreto. Hace poco leí una cita de la actriz americana Jessica Chastain que me traspasó, porque me recordó por qué elegí esta profesión: decía que ella no interpretaba para que la vieran sino para conectar con las personas. Me dedico a esto porque para mí la interpretación es medicina para el alma, es libertad; y en un mundo donde cada vez miramos más las pantallas y menos a los ojos, es una suerte y un regalo poder dedicarse en cuerpo y alma a observar, explorar, comunicar y a sintonizar con el medio y con las personas.
«El papel de mi vida» sería conseguir vivir de la interpretación hasta que el cuerpo y el alma aguanten. Quiero contar historias, habitar personajes: me encantaría transitar muchas vidas, interpretar a mujeres de todas las épocas, clases sociales, circunstancias diversas; aprender, conocerme mejor a través de ellas y crecer; conocer a personas bonitas por el camino y seguir aprendiendo…
Aspiro a conseguir transformar la vida de alguien con mi trabajo, aunque sea de una sola persona.
Ojalá poder contribuir también a que las mujeres y niñas afroespañolas y afrodescendientes se sientan verdaderamente representadas, tanto en las tablas como en la pantalla.
La representación y la representatividad sí importan, lo digo por experiencia y porque a mí me gustaría haberla tenido; creo que me habría ayudado bastante, tanto en mi vida como en mi recorrido profesional.
– Usted es actriz, cantante y bailarina. ¿Qué modalidad artística de ellas le gusta más?
Pues hace unos años cuando empecé a estudiar te habría dicho, probablemente, que cantar o bailar.
Cuando era pequeña y veía las películas de Marisol, yo quería hacer «eso». Y no me planteaba si esa chica era actriz siquiera. Me pasaba el día bailando y cantando en casa, con los CDs de mi padre jajaja.
Una vez que descubrí la interpretación, empecé a estudiar y a experimentar lo que es interpretar, la cosa fue cambiando.
A ver, adoro las tres disciplinas, pero si tengo que elegir, a día de hoy me decantaría por la interpretación, definitivamente. Me he dado cuenta de que es el medio de expresión más grande, donde todo tiene cabida.
Por eso, desde mi punto de vista, la mayoría de las actrices y actores del cine clásico lo hacían todo, cantaban, bailaban, tocaban instrumentos… Se expresaban de todas las formas posibles.
Interpretar es comunicar, y eso es, en definitiva, la esencia de todas las disciplinas artísticas.