En la pasada madrugada, del 11 al 12 de agosto, la Luna entró en su fase llena conocida como la “luna del esturión”, entre otros nombres, que procede de los pueblos indígenas norteamericanos que afrontaban ese mes la temporada alta de pesca del esturión. Además, también es “superluna” al encontrarse nuestro satélite en fase llena y en su punto más cercano a nuestro planeta (perigeo). Pero esta “luna del esturión” deslucirá la “lluvia de estrellas” más popular del año: las Perseidas o “Lágrimas de San Lorenzo”.
Este año la tasa de actividad de meteoros se estima entre 50-100 a la hora en las mejores condiciones de observación. Pero debido a que hay luna llena, el brillo de nuestro satélite es suficientemente alto como para ocultar los meteoros más tenues, sólo serán visibles las más brillantes. El máximo tradicional se espera que ocurra alrededor de las 3 de la madrugada de la noche del 12 al 13 de agosto. Las noches posteriores también serán interesantes para atrapar alguna “lágrima brillante”.
Un meteoro o popularmente estrella fugaz es un fragmento de materia interplanetaria, generalmente, no más grandes que la cabeza de un alfiler. Al entrar en la atmósfera a una velocidad superior a los 50 km/s, aumenta su temperatura considerablemente desintegrándose a unos 90 km de altura, como resultado de la fricción atmosférica, originando el conocido espectáculo luminoso que si es muy brillante recibe el nombre de “bólido”. Hay épocas del año en que este fenómeno se observa con frecuencia y son las llamadas “lluvias de estrellas” que acontecen cuando nuestro planeta atraviesa la órbita de un cometa, siendo dicha lluvia un reguero del material que el cometa ha dejado tras sí, y a lo largo de su órbita en sus repetidos viajes hacia el Sol.
Las Perseidas, relacionada con el cometa Swift-Tuttle 1862-II, recibe su nombre de la zona del cielo que parecen provenir, en este caso de la constelación de Perseo. Y el popular nombre de “las Lágrimas de San Lorenzo” se le dio al coincidir el máximo de las Perseidas, en siglos pasados, con la festividad del mártir español San Lorenzo (10 de agosto).
Para contemplar la lluvia de estrellas debemos alejarnos de las luces de la ciudad, siendo a simple vista la mejor forma de observarlas. Una buena hora para comenzar la observación es alrededor de las 2 de la madrugada, localizando la constelación de Perseo al NE que a medida que pasen las horas ascenderá en el firmamento aumentado la posibilidad de ver Perseidas. Como norma general se suele recomendar dirigir nuestra mirada hacia el Norte o el Este, aunque pueden aparecer en cualquier zona del firmamento. Además, este año habrá que mirar de espaldas a la luna llena para tener mejor contraste y tendremos como aliciente adicional la observación de los planetas Saturno en Capricornio, Júpiter, en Cetus, cerca de la constelación de Piscis y Marte en las constelaciones de Aries y Taurus.
Las Perseidas se ha convertido en un “clásico” veraniego que son seguidas por numerosas personas que aprovechan las calurosas noches estivales para “atrapar” el máximo número de estrellas fugaces, pasar un buen rato y pedir un deseo como aconseja la tradición.
Este evento celeste nos hace recordar al añorado profesor, artista y amigo Paco Marín que el próximo 20 de agosto hará 9 años que nos dejó y que sentía una especial pasión por las lluvias de estrellas.
