«Cada vez que bajo a la Costa es como si me jugase la vida en cada metro que recorro», comenta Juan Peláez, uno de los numerosos albañiles de Ronda y la Serranía que se desplazaban, hasta este pasado sábado, al litoral para trabajar en las pocas obras y construcciones que se realizan en la Costa del Sol».
Y es que en la carretera A-397, considerada como uno de los puntos negros de la provincia de Málaga, acumula en sus 45 kilómetros de trazado entre Ronda y San Pedro Alcántara un total de 365 curvas (ocho por kilómetro), muchas de las cuales entrañan un gran peligro, por su poca visibilidad y por los ángulos tan cerrados que presentan. Todo un reto para los 15.000 vehículos que a diario la transitan, entre ellos camiones de gran tonelaje y autobuses de turistas.
A todo ello hay que sumar que, sobre todo en invierno, se producen importantes desprendimientos de rocas de las montañas que custodian la calzada en el margen izquierdo, mientras en el derecho está jalonado por tajos de gran profundidad. De hecho, el Servicio de Mantenimiento de Carreteras de la Consejería de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía tiene que realizar entre seis y diez actuaciones de acondicionamiento de la calzada al mes, una cifra que se considera muy elevada si se tiene en cuenta que en otras vías de la provincia no precisan ni una sola operación de mantenimiento.
Retirar las grandes rocas que se desprenden sobre la calzada y reparar los quitamiedos que han quedado destrozados tras la colisión de algún vehículo son los principales trabajos que realizan los operarios de este servicio.
Prueba de estos problemas lo hemos tenido más visible que nunca esta semana, con el desprendimiento de toneladas de rocas y de tierra que han dejado totalmente inutilizada la vía, por varios meses.
Prueba de la peligrosidad que ofrece la carretera es que en un año se registran medio centenar de accidentes de tráfico, algunos graves y con fallecidos de por medio. Es por ello que es frecuente encontrarse en el recorrido varias cruces en los márgenes de la carretera o ramos de flores que son renovados periódicamente por los familiares de los que perdieron la vida en el camino.
En su recorrido también existen dos canteras, lo que genera un importante tránsito de camiones, a los que se suman los numerosos autobuses de turistas que cada día suben de la Costa del Sol a Ronda. Por ello, para completar el recorrido, y si el conductor no se encuentra en medio de la calzada una cabra, se suele tardar entre 45 y 60 minutos.
Para reducir este tiempo a la mitad (22 minutos) y para garantizar la seguridad de los usuarios, la Consejería de Obras Públicas de la Junta de Andalucía, entonces gobernada por el PSOE, presentó en noviembre de 2007 el proyecto de construcción de una autopista, que con un trazado de 33 kilómetros y una inversión de 350 millones de euros uniría Ronda con el litoral. Las obras, según se dijo, estarán terminadas en 2012. Como se puede comprobar, eso solo fue una ilusión.
Ahora miles de rondeños y serranos esperan impacientes las noticias que puedan llegar desde la Consejería de Fomento, sobre el diagnóstico de los daños provocados por el desprendimiento en esta carretera de la Costa, y sobre todo cuánto se puede tardar en solventarlo,