Cultura y Sociedad

El futuro de la mano de Santa Teresa, en el aire

El Convento de las Carmelitas Descalzas necesitan dos monjas más, o Ronda perderá la reliquia

Sor Jennifer con la Mano de Santa Teresa en el Convento de La Merced.

El convento de las Carmelitas Descalzas de Ronda, que custodia la mano incorrupta de Santa Teresa de Jesús, necesita monjas para evitar que el Vaticano ordene su cierre. Si no las encuentran pronto, tendrán que devolver la reliquia a Castilla y León, por lo que hacen un llamamiento para reclutar a dos hermanas “cuanto antes”.

Tras una celosía situada en el interior de este convento de clausura, sor Jennifer cuenta que hace apenas dos años eran nueve monjas en la congregación de Ronda, pero tras la pandemia de la covid-19 y varios fallecimientos repentinos en los últimos meses, ya solo quedan cuatro hermanas -una de ellas, con alzhéimer-.

Esta situación es “irregular” según una exhortación del papa, que establece que en las congregaciones de clausura debe haber al menos seis monjas.

Sor Jennifer precisa que el Vaticano no les ha dado un plazo concreto para encontrar dos hermanas más, pero sí les han advertido que es una situación que no puede “permanecer en el tiempo”.

El futuro de la mano de Santa Teresa, en el aire

Este convento de las Carmelitas cuenta, entre sus tesoros, con la mano izquierda incorrupta de Santa Teresa de Jesús, que las monjas cuidan con “el amor de unas hijas a su madre”.

Ya en el interior de la Iglesia de la Merced, situada junto al convento, sor Jennifer explica, orgullosa, que custodian esta reliquia desde 1924, año en el que abrió el convento.

Reliquia.
Reliquia.

Señala que, en 1936, unos milicianos republicanos se la llevaron. Meses después, unos militares del bando nacional la encontraron en una casa en Málaga capital y se la enviaron a Francisco Franco. Él la conservó como un tesoro de guerra -o incluso, un amuleto- hasta su muerte. Fue entonces cuando su viuda la devolvió al convento de las Carmelitas en Ronda.

Con esta reliquia del siglo XVII entre las manos, detalla que les entristece que, si finalmente cierran el convento, se verán obligadas a devolverla a un convento en Castilla y León, porque fue la condición impuesta bajo supervisión notarial en 1924.

“Es una pena porque todos los días viene gente a ver y a pedirle milagros a la mano de Santa Teresa. Acuden muchos fieles de Polonia o Rusia, pero también de Corea o de Irak”, precisa la monja. Añade que también son turistas que fomentan la economía de la zona.


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