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El Big Ben deja de dar la hora

Imagen de una de las caras del Big Ben

A partir del próximo año 2017, el emblemático reloj de la Elizabeth Tower, uno de los iconos de la capital inglesa, junto con las cabinas de teléfono o los autobuses rojos de dos pisos, dejará de dar la hora durante unos meses debido a que necesita urgentes reparaciones.

Londres se para en el tiempo

Aunque solo de forma figurada, ya que, pese a que el Big Ben no marque las horas, cualquiera que haya visitado la ciudad estará de acuerdo en que la vibrante metrópolis británica nunca descansa. Se calcula que las reparaciones del reloj de carillón más grande del mundo costarán unos 40 millones de dólares. La suma no es demasiado alta, si tenemos en cuenta que el valor estimado del Big Ben, patrimonio de la humanidad de la UNESCO, asciende a 1.426 millones de dólares.

La construcción del Big Ben comenzó en 1859 y aún a día de hoy, casi 160 años después, sigue siendo famoso no solo por su inconfundible apariencia. La obra de reparación del mismo tardará 3 años en finalizarse, y es que se pretende renoverlo concienzudamente por dentro y por fuera para que pueda seguir sonando muchísimos años más. Su mecanismo se compone de tres trenes, y utiliza la fuerza de la gravedad de forma muy inteligente.

Los relojes: el arte de la precisión

El famoso reloj londinense es uno de los muchos ejemplos de las maravillas de la industria relojera. Desde los relojes de sol o de arena hasta el iWatch, la tecnología ha avanzado constantemente y a pasos agigantados.Uno de los mayores avances, que hoy en día es un objeto cotidiano, son los relojes de pulsera.

Estos comenzaron a fabricarse para los pilotos de aviación a principios del siglo XIX. En ellos piezas prácticamente microscópicas se ensamblan unas con otras y el resultado, aunque sea ya tan habitual que ni siquiera reparemos en ello, es casi mágico. De esta forma, los primeros relojes mecánicos, hoy toda una joya vintage, fueron sustituidos por los automáticos y más adelante por los relojes de cuarzo, inventados en 1969 en Suiza, hogar de las marcas más prestigiosas, como Omega, Rolex o Patek Philippe.

En una época protagonizada por los smartwatch o relojes inteligentes y sus múltiples funciones, no podemos olvidar echar la vista atrás hasta los inicios del afán por medir el tiempo. En la actualidad el turno es de los relojes inteligentes que nos permiten enviar emails, conectarnos a las redes sociales y muchas otras funciones. Hay quien se muestras escépticos ante el futuro de los smartwatch. No obstante, una cosa está clara: ya sea por el precio de las reparaciones del Big Ben, de los relojes suizos de lujo o simplemente por importancia del tiempo en nuestras vidas es evidente que «el tiempo es oro».


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