Una familia rondeña ha puesto en marcha una campaña de recogida de tapones para poder sufragar la adquisición de una tronera ortopédica para su hija Desirée, una joven de 15 años aquejada de microcefalia y del síndrome de West. Se trata de dos dolencias que hace que tenga que depender las 24 horas del día de alguien, ya que su nivel de desarrollo se asemeja al de un bebé. “Tenemos que vestirla, darle de comer, cambiarle los pañales…” Explica su padre, Antonio Caballero.
La difícil situación económica que atraviesa la familia la ha obligado a pedir la solidaridad de todos los rondeños, ya que con lo poco que les entra cada mes en casa no les llega a comprar esta silla especial, que se adapta a las necesidades de la pequeña y que cuesta entre 3.000 y 3.500 euros.
Y es que en la actualidad tanto Antonio como su hijo mayor se encuentran en paro, y Auxiliadora, su mujer, no puede trabajar, ya que tiene que dedicarse por completo a Desirée. De momento, siguen adelante con los 440 euros que cobran de la Ley de Dependencia y la prestación por desempleo de él, aunque esta ayuda se le acabará dentro de unos meses.
Con ello tienen que hacer frente a todos los gastos comunes de cualquier hogar más aquellos que arrastran los problemas de su hija, ya que buena parte del presupuesto se va en pañales, potitos y medicinas, de las que tienen que pagar el 40%. Además, también tienen que ir de forma periódica hasta Málaga para pasar revisiones, lo que supone un gasto extra en gasolina.
Hasta que puedan hacer frente a la compra de esta tronera, la niña descansa en el interior de su casa con la misma sillita con la que sale a la calle, lo que hace que ya haya sufrido un importante deterioro. Además, la nueva silla también facilitará su movimiento dentro de la casa, ya que la otra resulta demasiado aparatosa, algo que ya ha obligó a este matrimonio a quitar una de las puertas, al chocar con ella constantemente.
Aunque esta compra sea en estos momentos la principal prioridad, también esperan poder contar en un futuro próximo con fondos suficientes para reformar el único cuarto de baño de la casa e instalar un plato de ducha y usar un asiento especial para el baño, lo que facilitaría mucho la tarea de lavar a Desirée.
Antonio y Auxiliadora comenzaron a recoger tapones a principios de mes, y ya cuentan con un buen número de cajas llenas, que les han entregado sus vecinos de la barriada de la UVA, donde residen. “Todo el mundo se ha volcado con nosotros, no nos esperábamos esta respuesta”, señalan. Aún no han calculado cuántos kilos necesitan para alcanzan su objetivo, aunque son conscientes de que serán muchos, ya que los tapones tienen en el mercado un precio muy bajo.
Para colaborar con esta causa, se pueden entregar los tapones en la Asociación de Vecinos de la UVA, la Carnicería Pepi, en la calle Curro Guillén, o la cafetería Miramón. Además, también se colocarán huchas para aquellos que prefieran dejar un donativo.
