Ayer comenzó en el cementerio de San Lorenzo de Ronda las catas para llevar a cabo la exhumación de sus fosas comunes, en las que se podrían encontrar enterradas entre 1.500 y 3.000 personas, según los cálculos de la Asociación para la Memoria Histórica. En el recinto existen dos amplias zonas de enterramientos, en las que hay restos de fusilados por parte de los dos bandos enfrentados en la Guerra Civil española. No obstante, la mayoría de ellos se cree que pertenecen a los republicanos que fueron ejecutados durante la guerra y tras su finalización.
Las estimaciones apuntan a que podrían existir una veintena de fosas, algo que ahora se trata de delimitar con las catas, al objeto de poder obtener la mayor información posible sobre la localización de los cuerpos, las fosas que finalmente existen, su ubicación en el terreno o la profundidad a la que comienzan a aparecer restos, entre otros datos. Los datos iniciales apuntan a que las fosas rondeñas podrían ser las segundas de la provincia en número total de fusilados, tras la existente en el cementerio malagueño de San Miguel.
Los familias ven el inicio de los trabajos el principio del fin de un largo trayecto que algunos creyeron que nunca llegaría. Ahora muchos comienzan a ver hecho realidad el deseo de poder dar un entierro digno a sus familiares. «Llevo toda la vida luchando por este momento», asegura una de las personas que están llevando a cabo los trabajos, a quien su abuela le había pedido trabajar para conseguir sacar a su abuelo en algún momento de la fosa.
De momento, los trabajos previos está previsto que puedan durar sobre un mes, lo que supondría poder pedir los permisos para la exhumación para finales de año.
