Después de varias alertas, muchas noticias previas y algún que otro amago, por fin nevó sobre los pueblos de la serranía. Dicen “año de nieves año de bienes” pero también “nunca llueve a gusto de todos” así que unos contentísimos con la nieve y otros maldiciendo hasta a San Pedro por el invierno tan invierno que nos ha mandado.
Al momento de empezar a cuajar la nieve nos vimos de nuevo cara a cara con de nuestras carencias. Cierto es que en nuestros pueblos es difícil que cuaje la nieve, pero no en nuestras carreteras, hacía un lustro que no nos encontrábamos en la situación, pero debemos tener preparos para no quedar paralizados ante el mínimo imprevisto.
Pueden decirnos que no es necesario tener una máquina quitanieves, si tampoco nieva tanto aquí, pero si queremos ser una comarca de primera tenemos que tener servicios de esa categoría. No podemos intentar ser de los más competitivos si tenemos servicios de tercera. Dicen, y no paran, que hay una mano negra sobre la comarca que nos impide crecer, y como las meigas “haberlas, haylas” pero muchas veces sabemos quiénes son, con nombres y apellidos. Tenemos unos monumentos y paisajes de primera, pero unas comunicaciones de cuarta o quinta y sin visos de mejorar. Aquí las prioridades siempre son otras, pero muy lejos de donde vivimos, lejos de nuestra comarca, siempre ha sido así y, desgraciadamente, seguirá siendo, visto lo visto.
Por aquí viene la Consejera de Fomento a vanagloriarse que el Tribunal Superior de Justicia paralice unas obras, pero no le pregunten por las que están en marcha por parte de su propia consejería, que se queda como “asín” y diciendo que “¿eso qué es?” Y es que aquí lo tenemos cada vez más claro, los políticos vienen a hacerse la foto, eso sí de perfil, no vayan a dar mucho la cara… por si acaso.
