Las comunicaciones de Ronda se quedan ancladas en el pasado

En plena crisis, con casi todas las administraciones con enormes problemas de solvencia económica y pasada ya la denominada segunda modernización de Andalucía, la Serranía de Ronda sigue anclada en el pasado en cuanto a las comunicaciones se refiere. Aunque se han realizando algunas mejoras en distintas vías, la tercera ciudad más visitada de Andalucía sigue sin tener una autovía con algunos de las grandes motores económicos que las rodean, ya sea Málaga, Antequera, Sevilla o la Costa del Sol. Algunas de ellas han sido anunciadas y prometidas en campañas electorales desde tiempos inmemoriales, caso de la conexión con la Costa del Sol o la autovía Sevilla-Costa del Sol por Ronda, que luce unos espléndidos carteles anunciadores en los pocos kilómetros construidos para conectar la capital hispalense con Utrera en la que debe ser la autovía más corta de Andalucía.

Lejos del largo listado de promesas incumplidas, lo cierto es que hasta antiguos líderes socialistas de la ciudad del Tajo reconocen que el tren del boom económico ha pasado sin dejar la ansiada y reclamada carretera, lo que ahora hace que se convierta en proyecto utópico sin casi opciones de que sea una realidad.

Con este panorama, la situación en las comunicaciones actuales no es mucho mejor. La única carretera que ofrece una conexión cómoda con la capital de la provincia, la carretera Ronda-Ardales-Málaga, comienza a dar señales evidentes de desgaste en numerosos tramos, que comienzan a parecerse a la vieja carretera que obligó a una reforma integral de la misma. Son evidentes los problemas que la calzada comienza a tener en las proximidades del Puente de la Ventilla, cartel de piso en mal estado incluido, o en las proximidades de la vecina localidad de Cuevas del Becerro.

Mientras tanto, adentrarse en el interior de la comarca de Ronda también deja claro que por buena parte de sus carreteras no pasó ni la primera ni la segunda modernización de Andalucía. Todo lo contrario, un simple recorrido por algunas de ellas supone el mejor ejemplo de lo que podría ser un viaje al pasado por la zona. Sinuosas carreteras con a penas espacio para el tránsito de dos vehículos y en muchos casos con una calzada con un asfalto envejecido y con numerosas irregularidades. Uno de esos ejemplos lo encontramos en la carretera que conduce al ahora muy conocido municipio de Júzcar, con parada intermedia en Cartajima, que cuenta con una carretera que bien podría ser adscrita a cualquiera de las zonas más deprimidas de países subdesarrollados.

Entre algunos vecinos de estos municipios los sentimientos son encontrados. A muchos les gustaría que se realizaran mejoras y poder tener unas carreteras mínimamente dignas, aunque también los hay que creen que ese es el secreto que hace que sus municipios sigan manteniendo un encanto que en buena parte del país se ha perdido.