La visita de la primera dama estadounidense, Michelle Obama, ha tenido y tendrá una repercusión muy positiva para la ciudad. Eso es algo innegable y a medio plazo veremos como el sufrido sector turístico se beneficia de la inmensa publicidad mundial que ha supuesto el recorrido realizado por Ronda. Además, acompañado de la buena imagen que se llevaron de la ciudad las Omaba y sus amigas.
La ciudad también estuvo a la altura y supo ofrecerle una visita de calidad, con un almuerzo que fue de la satisfacción de los comensales.
Pero no todo fueron aspectos positivos, y es que los responsables policiales, ninguno de ellos local, pecaron de exceso de servilismo ante los servicios secretos americanos. Son inevitables las molestias que ocasionan los dispositivos de seguridad de estas personalidades, pero en este caso el exceso de celo y las decisiones incomprensibles llegaron casi al absurdo. Queda recordar que en este país la prensa puede realizar fotografías en la zonas públicas, por mucho que a la seguridad estadounidense le moleste la libertad de prensa en España y tratase por todos los medios de impedir que los medios realizasen su trabajo. Todo ello ante la mirada impasible y cómplice en algunos momentos de los agentes españoles que les acompañaban, quizás justificado por aquello de no tener problemas diplomáticos.
Incluso la tensión con los medios se puede entender, pero lo que resulta incomprensible es que por orden americana se desaloje toda una terraza del casco histórico, donde había diversas personas desayunando, por el simpre hecho de que por allí pasaba Michelle Obama. Seamos más naturales, por favor.
