Los ladrones parece que también están afectados por la crisis, y cualquier lugar que puede ser sospechoso de tener dinero es un posible objetivo, incluso, un asilo de ancianos gestionado por las Hermanitas de los Pobres, como ocurrió en la mañana del pasado domingo en Ronda.
Poco antes de las 11,00 horas, la hermana superiora, Isabel Guerrero, dejaba su despacho para dirigirse a la campilla del centro donde estaba previsto celebrar una eucaristía, que se prolongó durante una hora, con la asistencia de los ancianos residentes y de las propias hermanas que gestionan el asilo. Nada le podía hacer pensar que al regresar a las oficinas encontraría semejante imagen y nada hacía sospechar que hubiese ocurrido algo. Fue la llave de la habitación de otra hermana, que no abría la puerta, la que hizo levantar las primeras sospechas, y es que los cacos se habían cuidado de volver a cerrar las puertas que había forzado para no levantar sospechas.
Una vez que consiguieron entrar a los despachos, las evidencia de la presencia de los ladrones era evidente, y es que los cajones estaba todos abiertos “y los armarios estaban todos revueltos”, explica la hermana superiora, que todavía no salía de su asombre de que una congregación humilde haya sido víctima de este robo.
Los amantes de los ajeno lograron hacerse con un botín de unos 3.000 euros, pertenecientes a al colecta que se habían realizado durante las misas celebradas en Semana Santa, unos 1.000 correspondientes a las pensiones de los ancianos y entre 300 y 400 euros que estaba en custodia, y que corresponden a los residentes que tienen problemas de movilidad y a los que las hermanas les compran aquellas artículos que les solicitan con estos fondos.
