Apenas faltan tres días para la llegada a la ciudad de sus Majestades los Reyes Magos y en nuestra casa consistorial todos se encuentran expectantes ante lo que la madrugada del 6 de enero pueda depararles.
Por una parte el máximo responsable de nuestra ciudad, Antonio Marín, espera como agua de mayo, las de diciembre le ha venido pelín largas, la llegada de buenas noticias que calmen un poco las turbulencias en las que se mueve la política local. Las noticias que hoy publicamos sobre Eroski, o el ERE de Mantequerías Arias, no son precisamente positivas ni contribuyen a la tranquilidad en el seno de un equipo de gobierno que sabe que vive sus horas de popularidad más bajas desde que Marín Lara llegara a la alcaldía.
Para el alcalde, el pasar al contraataque es la decisión más acertada (la publicación de una revista que carga contra la oposición es una prueba de ello), aunque algunos compañeros de decisiones -en el equipo de gobierno son 16, pero los que las toman se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos- hacen un llamamiento a la calma a la espera de tiempos mejores, que calculan deben llegar en los primeros meses del año que hemos estrenado. Al núcleo duro del equipo de gobierno no le ha gustado nada ese denominado “desayuno navideño” que han mantenido los 6 concejales del grupo socialista, todos menos su portavoz Francisco Cañestro, y precisamente por ello saben que la prudencia es la mejor consejera, de no ser que Melchor, Gaspar y Baltasar, dejen un sinfín de regalos, vía obras con cargo a los presupuestos de otras administraciones, (la del AVE podría ser una de ellas) que alivien la situación que la ciudad vive en estos momentos.
En la oposición mientras tanto se frotan las manos, por poco que los Reyes se acuerden de ellos tienen el caramelo del transfuguismo para utilizar como arma arrojadiza contra el actual regidor, y en ello harán hincapié los próximos meses.
